Lo he intentando.

Lo he intentando pero no he podido.
No he podido porque tú no me quieres entender.

No importa el principio.
No importa lo que ocurra durante porque una vez que el punto final desfile,  todo lo vivido juntos se olvidará.

Mi corazón está permanentemente viviendo bajo un invierno glacial; un invierno con habitantes muertos y cuervos que comen restos de recuerdos. Un invierno con mariposas desfilando hacia la puerta de salida pero no sin antes dar su último aleteo en mi estómago.

Me he memorizado cada rincón de este paisaje congelado en el tiempo, cada camino sin salida, cada copo de nieve, cada árbol que ha caído por el peso de una temprana Tristeza. Sé como volver con los ojos cerrados cuando me pierdo entre ausencias y promesas no cumplidas. Sé como pedir auxilio para que no venga el miedo a socorrerme y como convertir tantas aristas de hielo en un buen cobijo para lágrimas.

He convertido el frío en mi refugio y tus ojos son solo dos cuevas oscuras donde colocar todas aquellas inseguridades que me cediste.  He logrado que el niño que venía a pedirme ayuda, con una brújula rota,  encontrase su casa sin mi ayuda; he conseguido olvidarme de su nombre y por qué vino a mi cuando los monstruos le  hacían cosquillas.

He decidido recoger tormentas dispuestas a devolverme el paso de baile que me debías.  He besado sus labios rotos, cosido las cicatrices que no dejaban de gritarles y acariciado cada ojera que presumía de roturas;  he logrado quererme más con ellos que contigo.

He dejado de quitarme las costras de las heridas y ya no me bebo el Amor de un solo trago sin mirar qué me espera al fondo, porque ya no me juego todo a una sola carta ni a un solo peón que pueda poner en riesgo la vida de su reina.

He dado tres pasos hacia la casilla de salida, sin esperar a nadie que salte conmigo, sin querer que venga alguien a acompañarme al tablero; solo necesito encontrar la tirada perfecta que me guíe hasta el pozo donde me perdí.

He vuelto a desangrarme.
He vuelto queriendo a ser, conmigo.
Y a escribirme a mí, aunque no me lo merezco. 



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