Pero el dolor sigue abriéndose paso
Lo malo esta en cuando me da
por abrir antiguos cajones, y sacar todas aquellas sonrisas que se escondían.
En decir que no pasara nada, por intentarlo de nuevo, aunque mi corazón
encarcelado, mi grite que pare.
Podría pero no quiero decir
todas aquellas verdades que hoy se atreven a quitarse el polvo, y salir de
blanco a la calle, sin embargo, siguen con el miedo pisándole los pies.
Mientras que tú te dedicabas a
adornar palabras con puntos y finales inexistentes, yo intentaba reanimar un
alma hecha jirones, debido a la tremenda huida que hiciste que
propiciase, por tu manía de cortar las alas, a los que se parasen a tu lado. Lo
bueno de todo esto, es que al menos si lo lees, no sabrá que eres tú quien
pones las piedras en mi camino, aunque llegados a este punto, dudo de que sea
bueno.
Sabrás mejor que nadie mi manía
de caminar en versos ajenos, para al menos, disminuir un poco la necesidad de
pensar, o simplemente querer dar la vuelta y acoger tu sonrisa en mis venas,
mientras me inyectas otra sarta de mentiras.
A veces, como hoy, cuando hablo
de ti, el vacio empieza a inclinarse hacia mí, atravesándole el dolor por los ojos,
y susurrando esos ‘Ven’ que ojala hubieran sido tuyos.
No quiero que te acerques
–vuelvas- a mi vida, si no es con la única intención de devolverle a mi
corazón, aquellos trozos que le arrancaste de cuajo. Puedes venir con mil
lagrimas bajo el brazo, decir que son todas esas las que se deslizaron por tu
mejilla, cuando yo me rendí de alcanzar tus labios, pero, sé muy bien que se
las pediste prestadas al mar que arrastran tus promesas.
Mi cama ya no llora tu
ausencia, ni siquiera mis monstruos te quieren en ella, ni mis
músculos se contraen a la espera que tus caricias se paseen sobre ellos. Digamos, que el ambiente de esta habitación,
decidió cambiar de olor, y vestirse de color neutro, sin ganas de abrir la
puerta, y recibir de nuevo el maldito amor.
Las heridas se abren apenas en
un imperceptible susurro, mientras el silencio silba entre ellas, rogando que
dejen la guerra contra las rimas que desangran corazones, y retienen sueños; esta batalla está perdida, y lo saben, pero no dejan de apuntar a su
enemigo con flechas cargadas de palabras, y arcos dispuestos a disparar.
Pero el dolor sigue abriéndose
paso entre su valentía, y sus curvas.
Ahora es el abismo quien me da su mano, y me aconseja
seguirle, mientras que el vacio sigue con su invitación y el dolor inundándole
la piel.
¿Ruptura? ¿Recuerdos? He pasado por ello.
ResponderEliminarPero siempre que se habren los cajones es para hacer limpieza de lo viejo y llenarlo todo con lo nuevo y maravilloso ¿No es así?
Paso para saludar, cuídate mucho guapísima :D
1 beso! ♥