Estoy más allá que aquí.

Tal vez no quiera a nadie que sea capaz de abrir mi coraza, de cerrar mis heridas, o acariciarme los sueños cuando caen en picado. Puede que solo quiera a alguien que se atreva a atravesar la coraza, a aceptarme con mis heridas abiertas, y a sostenerme los sueños, aunque estos se resistan a quedarse.

No busco quien me cuide de noche, cuando dejo que el cansancio me venza, ni que luche contra mis monstruos, sino que luche conmigo contra ellos, no sé si me explico, y a decir verdad, llego un momento que me da igual. No quiero sentirme, quiero sentirnos, pero con distinta sinfonía y misma melodía.

Estoy harta de adornar mi habitación con los mismos colores que trae el Dolor, y dejar en el cuenco de las llaves, de todo, menos llaves. Voy a decir que he aprendido del amor, aunque me mienta – nos mienta- puede que solo así empiece a aprender de verdad.

A  veces prefiero quedarme en la Roma calcinada, en la Venecia hundida y en París apagada, me siento mejor cuando él no me abraza, por el simple hecho de no sentir que lo puedo perder, suena tonto, lo sé, pero quiero basar mi vida en locuras cumplidas, sin ningún tipo de promesas.

Sin embargo, os digo que sigo sin buscar el amor, aunque siempre venga a mí, no quiero decir que no lo quiera, hoy parece ser que mis pensamientos ganan a mis sentimientos, y que el miedo está en estado neutral, esperando que mis lágrimas decidan sacar bandera blanca.

Hoy sé lo que siento, lo que quiero, y confieso que tengo miedo. Porque dicen que ella está perdida, aunque en verdad siempre lo estuvo. Y esa ella, esa sonrisa fugitiva, y esos versos que se niegan a iluminarse, soy yo, y son míos, y no sé qué hacer para reencontrarme.

Pero eso no quiere decir

Que no quiera ser tu invierno

El frío que congela tu recuerdo

O el recuerdo que revive momentos

Momentos llenos de besos

Y besos fugitivos tras susurros

Sigo sin querer decir

Que mi garganta no se muere

Por decirte te quiero

O mi cama no gruñe

Por sobra de espacio

Y ausencia de cuerpo.