2013/2014.
Sabes mejor que nadie que desde Enero llevo
prometiéndome no escribirte. Diciéndote a susurros que impediría que este día
llegase, pero ya ves, está aquí, con el ala rota, y los ojos llenos de vacíos,
pidiendo auxilio, mientras te escribo estas líneas.
Has sido mi confesor de día y de noche, has sabido como mi corazón se
resquebrajaba y nunca ha vuelto a ser como era antes. Has presenciado mis
heridas, y mi falta de ganas de levantarme del suelo. Sabes que han sido días
de calvario, de hundimiento, y de refugiarme en versos que te van a pertenecer
para siempre.
Veras,
no se me da bien esto, y menos las despedidas, sin impedir que alguna
que otra lagrima, gane esta batalla. Sé que tu nunca me has enseñado nada, más
bien yo he sido capaz de demostrarte que a pesar de las grietas, las ruinas de
Roma no han impedido que me levantase.
Los días a tu lado han sido de todo, hasta
aburridos, amargos y sin fuste, y llegando a ser cursis, ñoños y románticos. No
tienes la culpa de nada, y lo sé, pero podías haber recogido mis sonrisas a
primero de años y devolvérmelas cuando decidía esconderme en Venecia. Sabes como
la luna que siempre me acompaña cuando las lágrimas adornan mi cielo gris, que ha
habido momentos de vacio intenso, y de sabanas que me envolvían con el fin de
retener mis monstruos, pero en ocasiones, ni eso bastaba para retrasar su
avance.
Confieso que en tus días han ganado más el
Dolor, que el Amor, pero al fin y al cabo, llego un momento que este ha salido
vencido. Te digo gracias con la boca pequeña, y la sonrisa de lado, con el
temor a que la Tristeza lo oiga, y vuelva a la batalla, cuando venga tu querida
hermana.
Al final, el barco se ha varado, el avión estrellado,
pero he llegado sana y salva hacia la meta, aún con la suficiente fuerza para
decirte adiós. Sabes que sigues doliendo,
pero ya no tanto, y que en los últimos meses has ido concediéndome tregua a mis
miedos, y dándome la mano, cuando apenas era capaz de respirar y seguir hacia
delante.
No le pido nada a tu hermana, ni siquiera que
me cuide –aunque en el fondo lo desee- pero, por favor, que sea capaz de rescatar
mis sonrisas antes de que se hunda, aunque tenga que ser yo la primera que deba
de hacerlo. Dile que no me duela tanto
como tú, y que no me deje tan sola, cuando digo que quiero perderme y no
reencontrarme.
No exijo que me enseñe, sino que me obligue a
enseñarle a ella, que a pesar de tener el corazón abierto, de vez en cuando, una coraza no viene
mal. Que quite de un plumazo mis temores, y redecore esta habitación, eche al
silencio de mis labios, y recompongan nuevas palabras, donde como en la
princesa que siempre quiso ser guerrera , huya el verbo perder.
Imagen de Weheartit
Por favor, no me abandones en tus días. Aún nos
quedan mucho que vivir, así que, procura no irte tan rápido, ni tan llena de
abismo, 2014.
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