Luciana.
Las ojeras visitaban su rostro, dejando de lado las
ganas de dormir que ella ignoraba. Escribía sin parar, como si fuese un delito
tomarse un descanso. Palabras tras palabras, versos tras versos, y sus
sentimientos empezaban a ser descubiertos. Se pasaba horas encerrada
buscando aquella musa que voló por la ventana, contaba viejas historias y
entremedias ponía su nombre. Sin musa se sentía desolada, y escribir hacia que
la sintiese más cerca.
Su cabello rubio oscuro caía en cascada sobre su
espalda, por el era casi imposible distinguir su tatuaje en el parte atrás del
cuello. Aun se acordaba de la noche gris en la que un no te atreverás provoco
que se lo hiciese. “Vuela alto, nunca caigas", le dijo su musa favorita
aquella noche más suya que de la luna, y eso es lo que decidió plasmar en su
cuerpo para siempre. Y ahora estaba allí escribiendo sin pausa, con prisas y
con miles de rimas que ofrecer, pero sin
aquella musa que inspiraba guerras y batallas que merecían ser contadas.
Entrecruzaba
las piernas, las estiraba y volvía a cruzarlas, estaba cansada y sus dedos
largos y blancos, empezaban a sentir dolor. Pero ella no paraba. Su bic
favorito, de ese rojo que le recordaba a un cuadro de Van Gogh, deletreaba
misterios de los que sus dos pequeños ojos verdes habían sido testigo. Luciana
se llamaba, aquella mujer alta y que ahora parecía una zombi deambulando
a oscuras por su habitación, a espera del arte de la inspiración.
Luciana se movía con la rapidez de una gacela, y la coordinación
de una manada de leones, su corazón latía con la impaciencia de expulsar
aquellos versos que se atragantaban en su garganta. El sol empezó a salir por
el norte, coloreando un poco aquella silenciosa habitación , provocando que el
sueño venciese al cuerpo de Luciana, y la cabeza de ella se inundase de nuevas
sonrisas , de las que muy pocas recordaran al despertar y de las que casi nadie puede contar.
Los sueños reinaban el mundo lejano de ella, preservando
la intención de que Luciana fuese capaz de encontrar el modo de contar todos
los secretos de sus paredes.
Aun me quedan muchos sueños, pensamientos y realidades que compartir,
Me quedan miles de ilusiones, y miles de sueños que perseguir,
Me quedan roturas que reparar
Y cicatrices que curar,
Y hoy es uno de esos días en lo que me prometo no darme por vencida,
Hoy es de esos días que recuerdo el pasado
Y me sigue doliendo con menos intensidad.
Pero me quedan las ganas suficientes para ser escribiendo (te).
Hoy cumplo años con más ganas que nunca
De seguir mis metas.
Es un texto hermoso.
ResponderEliminarY feliz cumpleaños :D
Me ha encantadooooo!! Hacía tiempo que no leía algo tan bonito, te lo digo de verdad. Escribes como los ángeles, eres tu propia musa y no necesitas más :)
ResponderEliminarUn besazo!
Un relato precioso! Espero que vuelva su musa pronto. También me encantaron los últimos versos.
ResponderEliminarOh, y felicidades :)
Un fuerte abrazo,
Nimue
es looo masss bello
ResponderEliminarme apasionan estos relatos
escriben genial , me gusta al máximo te sigo :)
Me encanto que te gustase :)
EliminarUna cosilla, iba a seguirte, pero no me puedo meter a tu blog :S
Un beso!!